jueves, 10 de marzo de 2011

La Belleza de la Libertadores


Sus inicios se remontan a la década de los 10, clubes de dos países que parecen iguales, en muchos aspectos pero distintos hasta en la forma de jugar al fútbol,  disputaban un ida y vuelta, en la denominada Copa del Río de la Plata; años después, clubes de otros países también quisieron entrar a la pachanga del fútbol internacional, en específico el Colo-Colo de Chile, que organizó el Campeonato Sudamericano de Campeones que ganaría el Vasco Da Gama de Brasil. El feto estaba, faltaba que diera a luz, faltaba ese empujoncito. No obstante, vinieron más cotejos internacionales y demás, pero no fue hasta el año de 1959, con Brasil como flamante campeón mundial, que se propuso crear una Copa que incluyera todos los equipos suramericanos y que mantuviese vivo el espíritu y pasión del fútbol en la parte sur del continente. Uruguay-2 veces campeón del mundo en ese momento-que tenía la batuta por obvias razones en las decisiones futbolísticas a nivel regional se opuso a la creación de la Copa argumentando que bajaría el nivel de las selecciones nacionales. En un principio se quiso que se jugara la Copa cada 4 años, después cada 2, al final se dejó en 1 año. Con la federación uruguaya en contra y 9 a favor, en la 24ava cumbre de la CONMEBOL celebrada en Buenos Aires, se creó el torneo sudamericano. ¿Qué nombre llevaría? Por capricho del entonces presidente de la CONMEBOL, José Ramos de Freitas, el torneo sería un homenaje a los “héroes” de la historia sudamericana, los famosos “libertadores” que nos quitaron el yugo de los imperios europeos. Así la Copa Libertadores de América dio a luz. En fin, dejemos a un lado la demagogia barata y sigamos.
La primera edición de la Libertadores fue en el año 1960. Los campeones de las ligas suramericanas participaban. Solo los campeones de Perú, Venezuela y Ecuador fueron ausentes. La primera libertadores la ganó Peñarol de Uruguay, de la mano (o de la “cabeza mágica”) de Alberto “El Negro” Spencer. Me detengo aquí por un momento, lo amerita este increíble jugador. Ecuatoriano de ascendencia jamaiquina. Alto. Ambidextro. Desconocido en Europa por su amor a estas tierras (¿Por qué ya no hay jugadores así?). El ídolo de Peñarol. Marcó cerca de 450 goles (500 con amistosos). Destaca el hat-trick al Santos de Pelé. Sus goles para robarle la Intercontinental al Benfica de Eusebio y al Madrid de Di Stefano. Máximo anotador de la Copa con 54 goles en 87 partidos. Pelé (y sus amigotes) lo ninguneo en su FIFA 100, no era conocido y no generaba publicidad. Las cosas del fútbol.
Desde la creación de la Libertadores hasta el año 1989, la Copa pertenecía a los países del cono sur, Argentina, Uruguay y Brasil. Con base a esto, se creó el despectivo cantico de “La Copa se mira y no se toca”, en alusión a los equipos de los demás países del cono norte que no habían podido lograr alzar la gran Copa. Esa hegemonía fue quebrada por Atlético Nacional de Colombia, con Francisco Maturana comandando el barco. En la tanda de penales, se impuso Nacional 5-4 ante Olimpia de Paraguay, para júbilo de los colombianos. No solo Colombia obtenía su primera Libertadores, sino que los países del cono norte empezaban a hacerse un hueco.  La tiranía de los colosos se ponía en riesgo.  A pesar que siguieron llegando los titanes a la final, equipos peruanos, ecuatorianos, chilenos, colombianos y hasta mexicanos lucharon con ellos para entrar a la historia. Solo los Davies Once Caldas de Colombia y Liga de Quito de Ecuador se impusieron a los Goliats de Boca Juniors y Fluminense.
La libertadores es un torneo distinto. Empezó por amor al fútbol. Porque más allá de los países del Atlántico, existía fútbol. Acá arriba también existimos, también queremos jugar, también vamos a dar la pelea. Y es que a diferencia de Europa, acá no sabemos quién puede ganar, ya sea la Libertadores, la Copa América o las Eliminatorias Mundialistas. Ver un partido de la libertadores es como ver una pachanga, un picadito de barrio, un voleo de potrero, un toque è favela, es ver a un montón de semidesconocidos dejarse la piel por un poco de gloria, es ver los firuletes y las filigranas de los jugadores (que lastimosamente gracias a ellas se convierten en materia prima para Europa), es ver los papelitos que caen a la cancha, es ver los gritos de la hinchada, es ver las finales ida y vuelta, es ver la rebelión de los equipos pequeños, es ver la gigante copa con los nombres de cada uno de los ganadores incrustados, es ver a una región del continente levantarse…es ver que la belleza en el Sur también existe.


*Derechos de autor de la Imagen


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