jueves, 31 de marzo de 2011

Del Caos, los Sistemas y el Bolillo Gómez

Ya lo decía Santiago Solari en su blog, que hay entrenadores que confían en los sistemas y otros que confían en los jugadores. "El indiecito" narrando desde su experiencia personal nos expone los casos de DT como Marcelo Bielsa y Vicente Del Bosque. El primero, como todos conocemos es un obsesivo del fútbol, calcula hasta el más mínimo detalle, es de los sistemas, todo lo calcula. El segundo es más tranquilo, cree en el talento del futbolista, es de los jugadores, la inspiración individual prima. Haciendo el paralelo con el fútbol colombiano, Hernán Darío Gómez seria el sistemático y su maestro Francisco Maturana es el motivador. No hace falta hablar de Pacho, ya es cliché y tedioso abrir el baúl de los recuerdos, nos centraremos en la figura actual del Bolillo. He tenido la oportunidad de divisar 9 de los 11 partidos de la segunda era del Bolillo al frente de la Selección Colombia, el saldo general es 3 victorias, 4 empates y 4 derrotas. 13 puntos de 33 puntos disputados. A pesar de que el resultado es importante, el fin de este post y blog, es centrarse en lo sagrado, el fútbol.

En los 9 enfrentamientos que he visto de la era Gómez me he encontrado cuatro disposiciones tácticas distintas, 4-4-2, 4-4-1-1, 4-1-4-1 y 4-2-3-1. Independiente de los números de teléfono, las premisas básicas del juego han sido Marcación Zonal en la mitad del campo, Presión a los costados, Circulación rápida (y vertical) de balón tras recuperación y Repliegue tras pérdida. En fase ofensiva, no hay cabida para los desmarques de ruptura ni de apoyo así como el juego colectivo es rígido e intrascendente. En fase defensiva, los errores son menos pero por momentos hay una sobrecarga de jugadores en el área, dejando la transición ofensiva muerta, no obstante, la salida de balón es deleznable y sin ideas.  ¿Qué nos dice todo esto? El fútbol es como la vida. En el ideario colectivo, la fórmula de cómo conseguir las cosas que creemos buenas de la vida la conocemos todos o suponemos conocerla, pero no sabemos realmente qué es lo que queremos de la vida. Esas cosas se notan. Los pequeños gestos nos delatan. Ciertas inseguridades en nuestro accionar, la desenvoltura en el entorno, la manera de resolver problemas; todo esto es sinónimo de estar sin un objetivo, un código que seguir. La idea precede al sistema. El QUÉ va primero, no el CÓMO. En mi concepción, es el primer apéndice de los errores de la nueva era Gómez al mando del tricolor. Talento hay y mucho, sabemos cómo defender, nos falta trabajar la ofensiva, pero los recursos existen; pero no sabemos para que defendemos en zona, para que atacamos por los costados, para que Falcao pivotea, para que Guarín remata de media distancia, para que Zúñiga desborda. El oscurantismo frente a la disposición táctica de los jugadores en el terreno, la inseguridad en la salida del balón, la tosquedad en el juego colectivo para la elaboración de la jugada, la falsa creencia de que el gol llegará de alguna forma u otra, son síntomas de la falta de claridad en la idea de juego.

Ante lo anterior, recuerdo que un comentarista afirmaba algo como que “si en un equipo los jugadores esperan que les llegue el balón, algo anda mal”. La rigidez que padece la Selección Colombia es reflejo de esa frase. La sinergia es inexistente, sobretodo en la fase más importante: la de construcción. Nadie se muestra, nadie combina, nadie se mueve. ¿Por qué nadie apoya la progresión del balón? Mi hipótesis es que existe un miedo a perder el orden, segundo problema. Como ya se había dicho, Hernán Darío Gómez es un hombre sistemático, pero el problema que existe al tomarse con dogmatismo el sistema es que ignora un elemento imprescindible: el caos. La palabra “caos” ha sufrido una demonización en nuestras vidas. Buscamos rechazar el caos de nuestra cotidianidad a como dé lugar. Esto es luchar contra la corriente. La Naturaleza no es un reloj, es un sistema caótico. En un partido de fútbol existen infinidad de variables que naturalmente cambiaran el devenir del partido acorde pasan los minutos. Es un error tratar de mantener el orden y rechazar el caos. No podemos evitar lo inevitable. ¿Qué sucede cuando el orden esclaviza un equipo de fútbol? Se estanca. ¿Por qué? Porque del caos surge el orden. Bueno, muchos dirán pero que carajos estoy diciendo, obvio, el sentido común nos traiciona, pero las matemáticas parecen tener respuesta para todo. A ver, un sistema se encuentra en aparente equilibrio cuando su estado no cambie estando en ciertas condiciones. Para lograr un desequilibrio se necesitaría de un elemento que altere el funcionamiento del sistema. En ese momento, se entraría en un estado de caos continuo hasta llegar a un punto de inflexión o bifurcación. En términos futbolísticos (y vulgares), el elemento perturbador sería el gol, aunque, para este servidor, el gol es el evento cumbre de la perturbación, es el punto de bifurcación. Las continuas llegadas, asedios, intervenciones del portero, son los elementos perturbadores. Alexis Sanchez es totalmente perturbador. Si no te llegan con facilidad, es que están en un aparente equilibrio total; pero, ¿Qué sucede después del punto de inflexión? A los ojos del espectador, el equipo se “desordena”, en ese momento hasta los centrales están en el área chica contraria. Sin embargo, más allá de todo eso, está en cómo respondes al caos. Solo hay 2 formas. En física (y biología) existe lo que se denomina retroalimentación negativa y retroalimentación positiva. En la primera se anula el efecto perturbador y se vuelve al estado de equilibro inicial, en la segunda se convive con el cambio, y el sistema se autorganiza de tal modo que da paso a una estructura disipativa. Ah bueno…ya entramos en terrenos más espinosos, pero, del caos puede surgir el orden por increíble que parezca. Ahora, ¿Qué es una estructura disipativa? Su expositor Ilya Prigogine lo reduce perfecto: “Las estructuras disipativas son islas de orden en un océano de desorden”. Si se lee una y otra vez, cobra sentido. Estas estructuras disipativas no tienden al equilibrio. En esos momentos el sistema transforma o se colapsa, nunca vuelve a su estado inicial. Dado esto, se da paso a la autorganización, la impredectibilidad, el control y la creatividad. Por muy absurdo y hasta contradictorio que todo esto parezca, se puede concluir que los sistemas más equilibrados son los que están en continuo movimiento, pero llevemos toda esta teoría al fútbol. Bolillo Gómez siempre tiende a la estabilidad de su sistema inicial, independiente de si el número de teléfono cambia, el sistema es el mismo. Las premisas de juego se mantienen. Factores determinantes hoy en día como la innovación y la sorpresa brillan por su ausencia. Predictibilidad y Atasco son la orden del día. Falta caos, sin él somos totalmente anodinos y superfluos.

Nunca habíamos tenido tanta calidad en una plantilla, Camilo Zúñiga, Cristian Zapata, Freddy Guarín, Dayro y Giovanni Moreno, Falcao García, y puedo seguir. Desaprovechar esta generación puede ser imperdonable. El sistema del Bolillo puede dar resultados, como cualquier otro, pero dar fútbol...está en veremos. 


*Derechos de autor de la imágen

No hay comentarios:

Publicar un comentario